Esta semana pasé unos días en Terrassa, en casa de Manoli (Srta M.) y pudimos quedar con Laura varias veces. Sin duda mi momento favorito de lo que llevo de año: Merendar juntas, ver fotos de cuando éramos pequeñas, saber que seguramente ya hubiéramos sido amigas y que todo fluye porque nos complementamos tanto que parece que nos han puesto adrede, cogidas las 3 de la mano.
Hicimos tantas cosas esta semana que tuve que apuntarlas. De lo más emocionantes fue comer con los padres de Manoli; tan andaluces, tan anfitriones, tan nobles. Un honor conocerlos, escuchar sus historias de subir a Barcelona siendo niños con toda una la familia de valientes a buscar trabajo. Me he sentido mejor que en casa, comiendo cosas riquísimas, porque lo que tienen lo comparten y te sientas a la mesa como uno más, con su mantel de hule y un canario en algún sitio piando. Salí de allí sintiéndome querida y es algo que estoy segura que es algo del sur. De su manera de hacer las cosas.
No pudimos dibujar mucho, pero pasear a la Abby a primera hora de la mañana era de lo mejor de cada día. Íbamos muy lejos, entre pinos y caminos de piedras, donde Abby trataba de seguir rastros y cazar conejos entre campos y matorrales, retamas y romeros. Yo nunca he tenido perros y a veces he creído que les tenía miedo, pero cada vez que paso tiempo con alguno creo que son mucho más honestos y buenos que los humanos, que nos entienden de formas extrañas, que nos quieren sin condiciones.
Así que han sido unos días de recargar energías con Manoli y Laura, de llorar de emoción y felicidad, de hablar mucho, de abrazarnos, de ayudarnos y motivarnos, porque ha sido un comienzo de año duro para todas y porque muy pocas veces nos podemos reunir las 3 físicamente. Soy muy afortunada de tenerlas en mi vida.
Os quiero mucho, chicas <3!
Estoy leyendo: Los desposeídos de Úrsula K. Leguin
Estoy escuchando: Esta lista de spotify
Estoy viendo: Ted Lasso
Me emocionó mucho, Eva! Gracias por ser las hermanitas que nunca tuve <3